Entradas

Mostrando entradas de noviembre, 2016

Mujeres de acero

Imagen
   En la escuela de la señorita Milagros destacaban dos niños por todo: por guapos, por listos, por quererse con locura. La señorita Milagros los miraba con adoración y también ellos a ella.  Juan y Mariana tenían 9 años y  llevaban tres años en la escuela, sin faltar ni un solo día. Ni los más fríos del invierno, en los que los sabañones casi no les dejaban agarrar las plumas; ni los más calurosos del verano, que aunque no había clases, seguían pasándose por su casa, tras la escuela, para contarle cómo habían pasado el día bañándose en el río, a la hierba... y sentados a la sombra sobre un tocón de un viejo árbol, leían con ella un rato y merendaban  pan con chocolate y manzanas.  Eran niños despiertos, ante  los que la señorita veía un futuro brillante, porque aprendían rápido, se esforzaban, querían saberlo todo y tocaban los libros con tal mimo que ella intuía que serían felices entre ellos. Les contaba cómo había sido su vida en un pueblo castellano, que echaba de menos a

Otro libro

Imagen
      Siguiente libro que voy a leer en noviembre: un premio Planeta. Y ya puedo imaginar la cara de algunos de mis conocidos y compañeros de trabajo. ¿Un Planeta? Eso está dado de mano y suele ser malo malísimo.        Afirmaciones como esa las oímos a lo largo del día en distintos contextos y con distintos objetos de debate. Y es que somos así: nos creemos en la necesidad de enmendar la plana a los demás continuamente, diciéndoles lo que está bien y lo que está mal en cualquier materia.       De un tiempo a esta parte, la comida sana es un tema recurrente entre amigos, conocidos, familiares y demás ámbitos. Hay quien suma calorías, resta grasas, multiplica carbohidratos y divide proteínas. Determinadas reuniones se convierten en torturas chinas para el que come paladeando salsas, disfrutando patatas fritas y rebozados, saboreando azúcares refinados.       Tomar un vino o cerveza con según quién, se convierte en un ejercicio de buena educación (esa educación que les damos a los

El Patri

En todo pueblo, ciudad o barrio hay algún personaje peculiar, extraño, benigno a pesar de su aspecto descuidado. A veces con mirada de loco o ausente ( o ambas cosas pues siempre hay ausencia en la locura). Los hay que hablan solos, que se dirigen al paseante sin esperar respuesta o esperando conversación.     Nosotros tuvimos la suerte de conocer al Patri. Y parte de su historia, la que él quiso compartir junto con una cerveza fría . El resto de esa historia me la invento.       El Patri no es tan mayor como aparenta. Dice que no recuerda su edad, pero no es cierto: sabe que tiene 65 años y que nació en Inglaterra. Pero como no le da ningún valor a su edad, la niega. Él aún se siente joven y con ganas de vivir. Las pocas veces que se atreve a mirarse en un espejo, de refilón y porque no lo ha visto venir, no reconoce tanta arruga, tanta cana y tanta ausencia de pelo.       Vive en una vieja caravana al salir  del pueblo. El camping de las afueras había decidid

Libros y reseñas

Imagen
   Libros y reseñas. Está plagado el mundo virtual de reseñas de libros.Y algunas son muy buenas. No hay nada nuevo y no creo que yo sea la que descubra la pólvora  en esto de recomendar lecturas. Así que me voy a limitar a contar cuáles son esas lecturas, que últimamente o hace años, me conmueven o conmovieron. Y ojo al uso de conmover, que no se trata de llorar ( aunque alguno...) sino más bien de tocar la fibra, independientemente de género , autor o consideración como bestseller o literatura selecta.    Este año estoy ( que aún no ha acabado 2016 y tengo entre manos libros con muy buena pinta ) de suerte en hallazgos literarios. Gracias a algunas recomendaciones de Instagram ( @queridajuliet es un regalazo) he leído verdaderas joyitas.     La última ha sido Americanah   de Chimamanda Ngozi Adichie, editado por Literatura Random House .  Y ya adelanto que es un novelón.     Conocía a la autora gracias a un texto breve titulado "Todos deberíamos ser feministas". Es u

Una vida

  Hace un tiempo, en un taller de escritura en el que ademàs de palabras encontré gente maravillosa, unas imágenes anónimas llevaron a inventar vidas. Siempre me ha gustado imaginar vidas... Un ejemplo.     Silverio Fuertes tiene ya 90 años y con un golpe de suerte y si evita la gripe, que tiene claro que es la enemiga de todos los que han sido sus compañeros de tute, llegará al siglo. Sus hijos creen realmente que va  a celebrar los cien años, porque si de algo se enorgullecen todos y cada uno de ellos es de la salud de toro de su padre, que con sus años todavía cuida la huerta, pasea con los perros y bebe un orujo diario, que como Silverio dice, le entona el cuerpo.          Silverio nació en la aldea. Cuando cumplió ocho años, llegó un maestro a quedarse y con mucha paciencia fue convenciendo a todas las mujeres para que le enviaran por unas horas a los niños. Así que, cuando ya había hecho sus tareas, se lavaba con cuidado manos y orejas, se calzaba unos chanclos y se llegaba a

El por qué

Porque llevo tiempo con ganas de lanzarme al ruedo de la palabra escrita ; porque voy a fiarme de la gente que me quiere y me insiste en que suelte la melena; porque el tiempo pasa muy rápido y ya no estoy por la labor de quedarme con las ganas de hacer cosas; porque me gusta escribir y lo haga mejor o peor, no hago daño a nadie; porque aburro al personal con textos largos en contextos breves; porque tengo cosas que contar a veces; porque quiero que algún día mis prioridades ( M y A) se sientan orgullosos de la pesada de su madre, que a pesar de las vergüenzas y miedos, decidió ir viviendo sueños; porque leo libros y algunos son tan geniales que necesito compartirlos ; porque soy observadora y desmenuzo lo que veo; porque vivo de palabras y sin ellas no soy yo de verdad...