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Mostrando entradas de 2016

Cuatro datos y un relato

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Un ejercicio narrativo: cuatro datos biográficos y a escribir. La suerte de esos datos fueron los que aparecen a continuación. El relato aquí sigue.  DATOS DE UNA BIOGRAFÍA Sexo y lugar: mujer, Galicia. Época: años 60 Características físicas: tuerta. Características psicológicas: desconfiada. Siempre contaba la abuela Maruxa que ella había nacido gracias a que había arreciado la tormenta y su madre odiaba los truenos, así que viendo que la cosa se ponía fea y que las meigas llegaban cabalgando relámpagos, había empujado con tanta fuerza que la niña había salido en un momento, al son de las campanadas de la iglesia de Santa María A Nova y de los gritos de una madre agotada. La abuela pronto había echado a un lado a la comadrona, que siendo de Muros poco iba a saber de recién nacidos y de partos, habiendo como había mujeres en Noia bastante más preparadas, y  la había arropado con una manta tejida al amor de la lumbre y en noches de vigilia esperando la luz del alba; y

Libros que vuelan

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   Hay libros que hacen pensar. Hay libros que lees despacio, porque contienen párrafos llenos de palabras densas e ideas profundas. Hay libros que se alargan por días y semanas y no llega el final.     Y también  hay libros que se leen ágiles porque contienen historias amenas, que recuerdan  aquellas que leías antes, cuando los libros eran compañeros de noches.      La mujer de la libreta roja de Antonio Laurein es uno de estos. Casi 160 páginas que vuelan. Una historia sin grandes pretensiones pero que engancha y acompañada de un café, remata una tarde de sofá o una noche joven.     Me quedo con algunas frases:    "Era exactamente lo que sugería Tabucci en su título : uno pasa al lado de algo importante.Al lado de un amor, al lado de una profesión , al lado de una mudanza a otra ciudad o a otro país . O a otra vida.  Al lado " y, al mismo tiempo , " tan cerca" que, a veces , en instantesu de melancolía rayanos en la hipnosis , uno es capaz, a pesar de t

Mujeres de acero

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   En la escuela de la señorita Milagros destacaban dos niños por todo: por guapos, por listos, por quererse con locura. La señorita Milagros los miraba con adoración y también ellos a ella.  Juan y Mariana tenían 9 años y  llevaban tres años en la escuela, sin faltar ni un solo día. Ni los más fríos del invierno, en los que los sabañones casi no les dejaban agarrar las plumas; ni los más calurosos del verano, que aunque no había clases, seguían pasándose por su casa, tras la escuela, para contarle cómo habían pasado el día bañándose en el río, a la hierba... y sentados a la sombra sobre un tocón de un viejo árbol, leían con ella un rato y merendaban  pan con chocolate y manzanas.  Eran niños despiertos, ante  los que la señorita veía un futuro brillante, porque aprendían rápido, se esforzaban, querían saberlo todo y tocaban los libros con tal mimo que ella intuía que serían felices entre ellos. Les contaba cómo había sido su vida en un pueblo castellano, que echaba de menos a

Otro libro

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      Siguiente libro que voy a leer en noviembre: un premio Planeta. Y ya puedo imaginar la cara de algunos de mis conocidos y compañeros de trabajo. ¿Un Planeta? Eso está dado de mano y suele ser malo malísimo.        Afirmaciones como esa las oímos a lo largo del día en distintos contextos y con distintos objetos de debate. Y es que somos así: nos creemos en la necesidad de enmendar la plana a los demás continuamente, diciéndoles lo que está bien y lo que está mal en cualquier materia.       De un tiempo a esta parte, la comida sana es un tema recurrente entre amigos, conocidos, familiares y demás ámbitos. Hay quien suma calorías, resta grasas, multiplica carbohidratos y divide proteínas. Determinadas reuniones se convierten en torturas chinas para el que come paladeando salsas, disfrutando patatas fritas y rebozados, saboreando azúcares refinados.       Tomar un vino o cerveza con según quién, se convierte en un ejercicio de buena educación (esa educación que les damos a los

El Patri

En todo pueblo, ciudad o barrio hay algún personaje peculiar, extraño, benigno a pesar de su aspecto descuidado. A veces con mirada de loco o ausente ( o ambas cosas pues siempre hay ausencia en la locura). Los hay que hablan solos, que se dirigen al paseante sin esperar respuesta o esperando conversación.     Nosotros tuvimos la suerte de conocer al Patri. Y parte de su historia, la que él quiso compartir junto con una cerveza fría . El resto de esa historia me la invento.       El Patri no es tan mayor como aparenta. Dice que no recuerda su edad, pero no es cierto: sabe que tiene 65 años y que nació en Inglaterra. Pero como no le da ningún valor a su edad, la niega. Él aún se siente joven y con ganas de vivir. Las pocas veces que se atreve a mirarse en un espejo, de refilón y porque no lo ha visto venir, no reconoce tanta arruga, tanta cana y tanta ausencia de pelo.       Vive en una vieja caravana al salir  del pueblo. El camping de las afueras había decidid

Libros y reseñas

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   Libros y reseñas. Está plagado el mundo virtual de reseñas de libros.Y algunas son muy buenas. No hay nada nuevo y no creo que yo sea la que descubra la pólvora  en esto de recomendar lecturas. Así que me voy a limitar a contar cuáles son esas lecturas, que últimamente o hace años, me conmueven o conmovieron. Y ojo al uso de conmover, que no se trata de llorar ( aunque alguno...) sino más bien de tocar la fibra, independientemente de género , autor o consideración como bestseller o literatura selecta.    Este año estoy ( que aún no ha acabado 2016 y tengo entre manos libros con muy buena pinta ) de suerte en hallazgos literarios. Gracias a algunas recomendaciones de Instagram ( @queridajuliet es un regalazo) he leído verdaderas joyitas.     La última ha sido Americanah   de Chimamanda Ngozi Adichie, editado por Literatura Random House .  Y ya adelanto que es un novelón.     Conocía a la autora gracias a un texto breve titulado "Todos deberíamos ser feministas". Es u

Una vida

  Hace un tiempo, en un taller de escritura en el que ademàs de palabras encontré gente maravillosa, unas imágenes anónimas llevaron a inventar vidas. Siempre me ha gustado imaginar vidas... Un ejemplo.     Silverio Fuertes tiene ya 90 años y con un golpe de suerte y si evita la gripe, que tiene claro que es la enemiga de todos los que han sido sus compañeros de tute, llegará al siglo. Sus hijos creen realmente que va  a celebrar los cien años, porque si de algo se enorgullecen todos y cada uno de ellos es de la salud de toro de su padre, que con sus años todavía cuida la huerta, pasea con los perros y bebe un orujo diario, que como Silverio dice, le entona el cuerpo.          Silverio nació en la aldea. Cuando cumplió ocho años, llegó un maestro a quedarse y con mucha paciencia fue convenciendo a todas las mujeres para que le enviaran por unas horas a los niños. Así que, cuando ya había hecho sus tareas, se lavaba con cuidado manos y orejas, se calzaba unos chanclos y se llegaba a

El por qué

Porque llevo tiempo con ganas de lanzarme al ruedo de la palabra escrita ; porque voy a fiarme de la gente que me quiere y me insiste en que suelte la melena; porque el tiempo pasa muy rápido y ya no estoy por la labor de quedarme con las ganas de hacer cosas; porque me gusta escribir y lo haga mejor o peor, no hago daño a nadie; porque aburro al personal con textos largos en contextos breves; porque tengo cosas que contar a veces; porque quiero que algún día mis prioridades ( M y A) se sientan orgullosos de la pesada de su madre, que a pesar de las vergüenzas y miedos, decidió ir viviendo sueños; porque leo libros y algunos son tan geniales que necesito compartirlos ; porque soy observadora y desmenuzo lo que veo; porque vivo de palabras y sin ellas no soy yo de verdad...